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Cómo los factores del estilo de vida influyen en la recuperación de la fertilidad después del cáncer

5 min read 10 October

El diagnóstico de cáncer y su posterior tratamiento representan uno de los desafíos más profundos de la vida. Para la mayoría, marca un antes y un después en su historia personal y en su forma de percibir todos los aspectos de la vida.

Si bien el enfoque principal durante este período es, con razón, la supervivencia y la remisión, muchas personas se enfrentan al impacto a largo plazo en su salud reproductiva. Para quienes aspiran a ser padres después del cáncer, el camino suele ir más allá de la recuperación oncológica y abarcar el complejo camino hacia la restauración de la fertilidad. Si bien los avances médicos en oncofertilidad continúan evolucionando, el poder, a menudo subestimado, de los factores del estilo de vida desempeña un papel fundamental y complementario en la optimización de la capacidad innata del cuerpo para la curación y la recuperación reproductiva.

Hoy en día, existe cada vez más evidencia científica que apunta a la influencia que los ajustes nutricionales, la suplementación específica, la actividad física y las opciones de estilo de vida más amplias pueden tener en los resultados de fertilidad de los sobrevivientes de cáncer.

Ayudando a la fertilidad post-cáncer

Los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía, pueden dañar los órganos reproductivos, agotar las reservas ováricas, afectar la producción de esperma y alterar el delicado equilibrio hormonal. Si bien estrategias como la congelación de óvulos, embriones o esperma ofrecen opciones vitales, para muchas personas, el camino implica apoyar la recuperación natural del cuerpo. Es aquí donde las intervenciones en el estilo de vida se vuelven cruciales, no como una cura, sino como potentes moduladores de la salud celular, la regulación hormonal y la vitalidad reproductiva en general.

1. Nutrición: impulsando la restauración a nivel celular

Lo hemos escuchado muchísimas veces: «Eres lo que comes», pero esta frase encierra una profunda verdad en lo que respecta a la fertilidad poscáncer. El cuerpo, tras sufrir un estrés inmenso y daño celular, requiere un combustible óptimo para su reparación y regeneración.

Dieta antiinflamatoria: La inflamación crónica es un factor limitante conocido para la fertilidad, afectando la función ovárica, la calidad del esperma y la receptividad uterina. La inflamación se produce a nivel celular; no es sinónimo de hinchazón, por lo que no se detecta por la cremallera de los pantalones. Intente una nutrición antiinflamatoria. Esto significa priorizar.

Ácidos grasos omega-3: Se encuentran en pescados grasos (salmón, caballa), semillas de lino, semillas de chía y nueces. Son precursores de moléculas antiinflamatorias y vitales para la integridad de la membrana celular.

Alimentos ricos en antioxidantes: Una vibrante variedad de frutas y verduras (bayas, verduras de hoja verde, pimientos de colores) aporta vitaminas C y E, betacaroteno y polifenoles, que combaten el estrés oxidativo, un factor clave en el daño del ADN de los óvulos y los espermatozoides. ¡Dale un toque de color a tu plato!

Granos integrales y legumbres: Ofrecen energía sostenida, fibra (que ayuda a la excreción de hormonas) y vitaminas B esenciales para los procesos de metilación involucrados en la reparación del ADN y la salud reproductiva.

Limitar los desencadenantes inflamatorios: es igualmente importante reducir la ingesta de alimentos altamente procesados, grasas saturadas y trans excesivas y azúcares refinados, ya que estos pueden perpetuar la inflamación sistémica.

Enfoque en micronutrientes: Más allá de las categorías generales, los micronutrientes específicos son cruciales. Por ejemplo, un nivel adecuado de folato es esencial para la síntesis y reparación del ADN en ambos sexos, mientras que el zinc desempeña un papel vital en el desarrollo de los espermatozoides y la calidad de los óvulos.

2. Suplementación específica para cubrir las carencias nutricionales

Si bien una dieta rica en nutrientes es la base, los suplementos específicos pueden ofrecer un apoyo específico, especialmente ante posibles problemas de malabsorción después del tratamiento o mayores exigencias al organismo. Esto siempre debe consultarse con un profesional de la salud familiarizado con el historial de cáncer y los objetivos de fertilidad de la persona.

Coenzima Q10 (CoQ10): Potente antioxidante y componente crucial de la producción de energía mitocondrial. La investigación destaca cada vez más su papel en la mejora de la calidad de los óvulos y la motilidad de los espermatozoides, especialmente en personas cuyas células han sufrido estrés oxidativo.

Vitamina D: Además de la salud ósea, los receptores de vitamina D se encuentran en todo el sistema reproductivo. Unos niveles óptimos se relacionan con una mejor reserva ovárica, tasas de implantación y calidad del esperma. Muchos sobrevivientes de cáncer pueden presentar deficiencia.

Ácidos grasos omega-3 (EPA/DHA): si la ingesta dietética es insuficiente, un suplemento de aceite de pescado de alta calidad puede proporcionar beneficios antiinflamatorios cruciales.

Complejo antioxidante: una mezcla de antioxidantes puede combatir sinérgicamente el daño oxidativo, particularmente relevante después de la quimioterapia y la radiación.

Probióticos: La salud intestinal está estrechamente relacionada con el equilibrio hormonal (el estroboloma metaboliza el estrógeno) y la absorción de nutrientes. Mantener un microbioma intestinal sano puede beneficiar indirectamente la salud reproductiva.

3. Actividad física: buena para tu cuerpo y tus hormonas.

La actividad física moderada y regular no se trata solo de buena forma física; es un potente regulador hormonal y reductor del estrés. Así que, si antes te gustaban los deportes, tienes suerte. Si no, este es el momento ideal para empezar. Entre los beneficios que te aportará el ejercicio, podemos contar con:

Equilibrio hormonal: el ejercicio puede ayudar a regular la sensibilidad a la insulina, reducir el exceso de grasa corporal (que puede alterar el metabolismo del estrógeno) y mejorar el flujo sanguíneo a los órganos reproductores.

Reducción del estrés: El impacto psicológico del cáncer y los problemas de fertilidad es inmenso. La actividad física ha demostrado ser un potente antiestrés, liberando endorfinas y reduciendo los niveles de cortisol, ambos beneficiosos para el bienestar general e, indirectamente, para la función reproductiva.

Mejor sueño: el ejercicio regular, especialmente cuando se realiza en el momento adecuado (no demasiado cerca de la hora de acostarse), puede mejorar la calidad del sueño, lo cual es vital para la regulación hormonal y la reparación celular.

El tipo y la intensidad del ejercicio deben adaptarse a la recuperación individual, los niveles de energía y cualquier efecto secundario persistente del tratamiento. El ejercicio excesivo puede ser contraproducente, ya que podría aumentar las hormonas del estrés y alterar los ciclos. Se recomienda un enfoque personalizado, posiblemente guiado por un fisioterapeuta o un fisiólogo del ejercicio.

¿Fertilidad después del cáncer? Opte por la medicina holística.

Más allá de los aspectos específicos de la dieta y el ejercicio, un enfoque holístico del estilo de vida incide significativamente en la preparación del cuerpo para la concepción, así como en su bienestar general.

Manejo del estrés: La respuesta de "lucha o huida", aunque aguda, puede activarse crónicamente después del cáncer. El estrés crónico eleva el cortisol, lo que puede suprimir las hormonas reproductivas (GnRH, LH, FSH) y afectar la ovulación y la producción de esperma. Técnicas como la meditación consciente, el yoga, los ejercicios de respiración profunda, pasar tiempo en la naturaleza y un apoyo psicológico adecuado son invaluables.

Higiene del sueño: Un sueño de calidad es fundamental. Durante el sueño profundo, el cuerpo realiza procesos de reparación y síntesis hormonal. Las alteraciones del ritmo circadiano pueden afectar significativamente las hormonas reproductivas, por lo que establecer un horario de sueño constante, crear un ambiente oscuro y tranquilo para dormir y evitar las pantallas antes de acostarse son claves para que el cuerpo se recupere de forma óptima.

Reducción de toxinas ambientales: Después del cáncer, el cuerpo puede estar particularmente sensible. Los tratamientos también pueden tener consecuencias negativas para el organismo. Limitar la exposición a los disruptores endocrinos (EDC) presentes en plásticos (BPA, ftalatos), pesticidas y ciertos productos de cuidado personal es una medida prudente. Además, optar por alimentos orgánicos, agua filtrada y productos naturales para el hogar puede minimizar esta carga que nos afecta a todos.

Evitar sustancias nocivas: la abstinencia total del tabaco, el consumo excesivo de alcohol y las drogas recreativas es fundamental, ya que estas sustancias son toxinas reproductivas conocidas y pueden comprometer aún más un sistema en recuperación.

La recuperación de la fertilidad después del cáncer es un proceso complejo que requiere paciencia, resiliencia y un enfoque proactivo. Si bien las intervenciones médicas sientan las bases, elegir una estrategia integral que priorice una nutrición óptima y la suplementación estratégica para nutrir el potencial reproductivo, la actividad física constante y un estilo de vida holístico fortalece la capacidad de moldear la propia vida. Estos factores del estilo de vida no son simplemente complementarios; son los pilares que empoderan al cuerpo para sanar, reequilibrarse y aumentar las posibilidades de alcanzar el anhelado objetivo de la paternidad. Birtz apoya tu objetivo en cuerpo y alma.

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